Las plantas aromáticas y medicinales han gozado siempre de un lugar privilegiado en la botánica. Desde la preparación de remedios naturales hasta sus aplicaciones culinarias, muchos son los destinos de ejemplares como la Albahaca. Por ello, aunque se puede adquirir con facilidad en herbolarios o en asequibles envases que encontramos en cualquier tienda, una buena idea es cultivarla nosotros mismos, bien en el jardín o bien en macetas.
La Albahaca pertenece a la familia de las Labiatae y su origen se encuentra en India, donde se consideraba sagrada. Desde allí se extendería por Europa gracias a las culturas griega y romana. En antiguas civilizaciones como la egipcia, poseía un alto valor, siendo incluso uno de los elementos utilizados en la momificación.
Descripción de la Albahaca
La Albahaca es una planta herbácea anual, cuyo tallo alcanza una altura de poco más de medio metro. Las hojas anchas, con formas diferentes según la especie, poseen color verde, con un tono mucho más vivo en la parte superior. Su follaje es muy aromático. Sus pequeñas flores, que salen agrupadas, de color blanco o lavanda, harán su aparición en verano. Existen más de 40 especies de este vegetal. La más común es la Ocinum Basilicum o Albahaca dulce.
Al igual que otras aromáticas, como el Romero o la Salvia, resulta muy apropiada para cultivarla alrededor de otros vegetales que son atacados por plagas de insectos, ya que tiene la propiedad de ahuyentarlas; además de ser útil para preparar infusiones, en la cocina, o para llenar la casa con su intenso aroma.
Cuidados sencillos
Para su correcto desarrollo, las semillas o los esquejes se plantarán en surcos en suelos ricos, húmedos, aunque sin llegar a estar encharcados y con un buen drenaje. Esta tarea debe realizarse en primavera, una vez que ha pasado el riesgo de heladas, ya que no tolera bien el frío. Puede cultivarse en semilleros y una vez que la planta surge, se trasplanta al suelo o a una maceta. Si se mantiene en el interior, podremos utilizar las hojas durante todo el año.
Si queremos que crezca sana y con un follaje abundante, hemos de recortar sus ramitas cada dos o tres semanas; la poda es una forma fácil de estimular su crecimiento. También será necesario agregar de vez en cuando abono orgánico al terreno, aunque no es conveniente añadir fertilizantes en exceso, ya que sacrificaremos el sabor de las hojas para lograr un crecimiento mayor.
En el momento de la recolección, que se realiza antes de la floración, ya podemos utilizar las hojas frescas. Si queremos que sus propiedades duren por más tiempo, será necesario secarlas. Para ello, se dejan en un lugar ventilado y oscuro. Cuando estén secas, se almacenan en frascos de vidrio.
Uso en la gastronomía y remedios naturales
Las hojas son la parte que se utiliza en la cocina, tanto si son frescas como secas. Las primeras poseen mucho más aroma y sabor. Si no se quieren conservar secándolas, también es posible congelarlas. Son muy apropiadas tanto para los huevos como para pescados o guisos y son uno de los ingredientes indispensables de la salsa pesto.
Sus aceites esenciales se utilizan también en la elaboración de licores o para aportar aroma a sopas y guisos. El aceite que usemos habitualmente tendrá un sabor diferente si durante unos días introducimos unas hojas en él.
También sirve como ingrediente de remedios naturales, en infusiones, en bebidas energéticas, para prevenir la caída del cabello o para combatir la halitosis.
Asimismo, facilita la digestión. Para hacer el preparado, coceremos unos 20 gr. de hojas en un litro de agua. Se deja reposar y se cuela.
Autor: Plantas Facilísimo
Fuente: www.plantas.facilisimo.com
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